Por: Yulissa Casana Muñoz –
Área de Comunicación, Incidencia y Género
La participación política de las mujeres en las zonas altoandinas del país no se da en igualdad de condiciones que los hombres por factores socioculturales.
La mayoría de las mujeres son subestimadas y marginadas cuando intentan acceder a posiciones de liderazgo y de toma de decisiones estratégicas, por ejemplo, en los escenarios de negociación y diálogo que son dominados exclusivamente por el poder masculino.
No es sencillo para ellas enfrentar los prejuicios y estereotipos acerca del rol que se espera que cumplan en la sociedad. Los trabajos de cuidado y tareas del hogar son asumidos en su totalidad por las mujeres, quienes pueden sentir una carga adicional participar en estos espacios decisivos, pues su tiempo y a la vez sus necesidades inmediatas están enfocados en sobrevivir a la segunda ola de esta pandemia.
Además, el nivel de mujeres analfabetas y dependientes económicamente es alto. Al año 2018, el analfabetismo afectó al 8,3 % de las peruanas de 15 y más años de edad, cifra superior en casi tres veces más que la de los hombres (2,9 %) [1], lo que indica la persistencia de la brecha en mujeres que en su mayoría se encuentran en la etapa productiva y en adultas mayores. En el plano económico, ganan en promedio 29,6 % menos que sus pares masculinos [1]. No es extraño que perciban menos dinero al dedicarse más horas a sus familias, 39 horas con 28 minutos a la semana para trabajo doméstico no remunerado, en cambio los varones 15 horas con 53 minutos [2].
Precisamente, estas y otras brechas de género impiden el pleno desarrollo y ejercicio de los derechos fundamentales de las mujeres, entre ellos el derecho a la participación en los escenarios de diálogo, negociación o simplemente de exposición de demandas.
En la mesa de diálogo de Chumbivilcas, realizada en la comunidad de Pulpera Condes y en el distrito de Llusco en dos días consecutivos, las mujeres no han tenido voz en este conflicto socioambiental contra la empresa Hudbay.
El año pasado en la provincia de Espinar ocurrió lo mismo. No estuvieron en los debates de la mesa multisectorial de diálogo instalada en el distrito de Yauri luego de casi un mes de huelga contra la empresa minera Antapaccay.
Esta invisibilización del rol de las mujeres lo provoca tanto las empresas mineras como el Estado que no garantizan su participación en condiciones de igualdad en la gestión de conflictos para que ellas se expresen libremente en un clima libre de discriminación y acoso. El papel de las mujeres no únicamente radica en proveer alimentos en las ollas comunes y en asistir a los detenidos y/o heridos de los conflictos sociales. También ellas son las que tienen mayor riesgo de sufrir violencia en situaciones de conflictividad.
Esta exclusión de la mujer de las mesas de diálogo es una manifestación de la violencia cultural que todavía persiste en la sociedad peruana [3]. Está tan internalizada a nivel personal e institucional que cada vez es más difícil erradicarla al ser poco visible.
Las mujeres k’anas y chumbivilcanas en lucha y resistencia no pueden esperar más. El enfoque de género e intercultural es clave en estos procesos de diálogo donde las mujeres deben ser beneficiarias de los acuerdos. Si ellas estuvieran activamente en estos espacios, tendrían la oportunidad de exponer sus propuestas y demandas particulares vinculadas a los impactos diferenciados de la minería en la vida de las mujeres.
Es responsabilidad del gobierno de Francisco Sagasti promover la inclusión y la participación (presencia y representación) de las mujeres en su lengua materna de las deliberaciones. Así como es obligación del Estado respetar y proteger los derechos de las mujeres, también las organizaciones sociales representativas de las provincias altas tienen la tarea de hacer una autocrítica sobre esos patrones socioculturales que restringen el ejercicio de los derechos de la mujer. Deben empezar a poner en agenda este tema para después implementar estrategias que incluyan la participación política, la autonomía económica y el empoderamiento femenino.
Cada vez es más necesario generar espacios democráticos que permitan a las mujeres asumir roles de liderazgo y participar en la toma de decisiones en iguales condiciones que los varones. Como mujeres tenemos que construir ciudadanía.
Fuentes bibliográficas
[1] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2019). Perú Brechas de Género 2019. Avances hacia la igualdad de mujeres y hombres. Recuperado de https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1716/Libro.pdf
[2] Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (2011). Brechas de Género en Uso del Tiempo. Recuperado de https://www.mimp.gob.pe/files/direcciones/dgignd/publicaciones/Brechas-de-genero-en-el-Uso-del-Tiempo.pdf
[3] Defensoría del Pueblo (2020). Informe Defensorial N° 185: Participación de las mujeres en procesos de diálogo para resolver conflictos sociales. Recuperado de https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/1503130/Informe-Defensorial-185_Participaci%C3%B3n-mujeres-en-procesos-de-di%C3%A1logo-para-resolver-conflictos.pdf.pdf