Un día como hoy ejecutaron al prócer de la independencia Túpac Amaru II

En 1781, un 18 de mayo es ejecutado por las tropas españolas en la Plaza de Armas del Cusco José Gabriel Condorcanqui, conocido como Túpac Amaru II, hecho que marcaría el reconocimiento mundial a los próceres de la independencia en Hispanoamérica.

Nacido en la Provincia de Canas, fue un caudillo líder de la mayor rebelión anticolonial que se dio en Latinoamérica durante el siglo XVIII. Ello dio inicio un 4 de noviembre de 1780 con la captura y posterior ejecución del corregidor Antonio de Arriaga encabezando el mayor movimiento de corte indigenista e independentista en el Virreinato del Perú.

Fue el primer indígena en exigir la libertar de España, no solo la separación política sino la eliminación de diversas formas de explotación indígena que sufrían en ese entonces  nuestros hermanos en las provincias.

 

Poesía a Tupac Amaru – Tupac Amaru y Micaela Bastidas
Lo harán volar con dinamita. 
En masa, lo cargarán, lo arrastrarán.
A golpes le llenarán de pólvora la boca,
lo volarán: ¡Y no podrán matarlo!
Le pondrán de cabeza.
Arrancarán sus deseos, sus dientes y sus gritos.
Lo patearán a toda furia.
Luego lo sangrarán.¡Y no podrán matarlo!
Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos, con golpes.
Y con clavos, sus costillas.
Le harán morder el polvo.
Lo golpearán: ¡Y no podrán matarlo!
Le sacarán los sueños y los ojos.
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán.
Y a golpe de matanza lo clavarán:
¡y no podrán matarlo!
Lo pondrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros.
A la mala tirarán:¡Y no podrán matarlo!
Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.
Querrán descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.
Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.
Al tercer día de los sufrimientos
cuando se crea todo consumado,
gritando ¡LIBERTAD! sobre la tierra,
ha de volver.¡Y no podrán matarlo!
Alejandro Romualdo.
Derechos Humanos sin Fronteras.