La vida en las zonas rurales puede ser idílica, pero para muchas mujeres que habitan en estas comunidades, es un lugar donde se enfrentan a desafíos significativos, incluyendo la violencia de género, por lo que resulta fundamental la sanación.
En el corazón de las tierras rurales, lejos del bullicio de las ciudades, reside un pilar fundamental de la sociedad: la mujer rural. El 15 de octubre se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural, una fecha dedicada a reconocer y destacar la vital contribución que las mujeres rurales hacen a nivel mundial en la agricultura, el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. Este día no solo busca resaltar los logros y contribuciones de las mujeres rurales, sino también concientizar sobre las dificultades que enfrentan, violencias, afectaciones a sus cuerpos y territorios, entre otros, así como los desafíos que deben superar.
Las mujeres rurales desempeñan un papel fundamental en la producción de alimentos, el cuidado de la tierra y el territorio. Representan una parte esencial de la fuerza laboral agrícola y contribuyen significativamente al suministro de alimentos para sus comunidades y más allá. Además, desempeñan un papel crucial en la conservación de semillas y la biodiversidad.
A pesar de su importancia, muchas mujeres rurales enfrentan discriminación en el acceso a la propiedad de la tierra y los recursos, lo que limita sus oportunidades económicas y su independencia. Además, encuentran dificultades en el acceso a servicios básicos, como educación y atención a la salud física y mental, como es el caso de las mujeres afectadas por metales tóxicos en Espinar y las mujeres afectadas por Esterilizaciones Forzadas en Chumbivilcas. Esta disparidad en el acceso a servicios es un obstáculo para su empoderamiento y desarrollo. En ese sentido, las desigualdades de género en la propiedad de la tierra y la toma de decisiones agravan su situación económica.
La violencia de género es una preocupación importante en las zonas rurales. Las mujeres rurales son víctimas de violencia física, sexual y psicológica, en un entorno donde la denuncia y la protección son limitadas. Múltiples factores contribuyen a la violencia de género en las zonas rurales. La persistente discriminación de género, la falta de acceso a la educación y la limitada independencia económica son algunos de los principales desencadenantes. La dependencia de la agricultura y la falta de diversificación económica pueden atrapar a las mujeres en relaciones abusivas. En ese contexto, fomentar la participación de las mujeres rurales en la toma de decisiones y en la política local es esencial para cambiar las estructuras de poder patriarcales en las comunidades rurales. El liderazgo de las mujeres puede ser una fuerza transformadora en la lucha contra la violencia de género.
El Día Internacional de la Mujer Rural es una oportunidad para reconocer la invaluable contribución de las mujeres que viven en zonas rurales y para abordar los desafíos y desigualdades que enfrentan. A través de políticas y acciones específicas, se puede lograr un mundo en el que las mujeres rurales tengan igualdad de oportunidades y vivan libres de violencia y discriminación.
A pesar de los desafíos, las mujeres rurales son ejemplos notables de resiliencia y fortaleza. Sanar de las heridas causadas por la violencia es un proceso complejo, pero esencial para empoderar a las mujeres rurales. La sanación es importante, ya que permite a las mujeres rurales recuperarse de las afectaciones y avanzar hacia un futuro más igualitario y prometedor. La sanación es un proceso continuo, y la sociedad en su conjunto debe comprometerse a apoyar a las mujeres rurales en su camino hacia la igualdad y la justicia. Al apoyar a las mujeres rurales en su proceso de sanación, estamos no solo empoderando a estas mujeres, sino también fortaleciendo comunidades enteras. La mujer rural no solo es el sustento de la tierra, sino también la semilla del cambio.
Por: Gianina Melissa Huallpa Raya
Área Género Juventud e Interculturalidad