El anuncio de una multa de S/ 5,57 millones contra la minera Antapaccay, operada por la multinacional Glencore, no sorprende en una provincia donde las alertas ambientales se repiten año tras año; más bien es la confirmación de una preocupación que las comunidades de Espinar vienen sosteniendo desde hace más de una década; la expansión minera continúa generando impactos ambientales y riesgos a la salud que no han sido atendidos con la urgencia necesaria hasta la actualidad.
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) verificó, tras monitoreos entre 2022 y 2023, que Antapaccay no aplicó las medidas para controlar el material particulado proveniente de su Tajo Sur. Ese polvo cargado de cobre y otros metales afectó directamente la flora, la fauna y el territorio de Alto Huarca, una comunidad campesina que desde hace años convive con los impactos silenciosos del polvo por actividad minera.
Aunque la empresa minera sostiene que opera dentro de los parámetros permitidos y ha apelado la sanción, el expediente ya pasó a revisión del Tribunal de Fiscalización Ambiental del Perú. El debate, sin embargo, no es solo técnico. En Espinar, cada hallazgo ambiental revive un historial de estudios, alertas y diagnósticos pendientes.
La solidez de los informes del OEFA
Pese diversos cuestionamientos de la minera Glencore, los informes del OEFA han recibido una validación de peso: el análisis independiente de Bernhard Wehrli, experto de la ETH de Zúrich, una de las instituciones científicas más prestigiosas del mundo. Wehrli concluyó que los informes 00095 y 00144 que documentan contaminación en aguas superficiales y subterráneas cumplen estándares científicos internacionales.
El investigador destacó el uso de múltiples estaciones de muestreo, análisis geoquímicos reproducibles y un modelo ambiental claro, capaz de establecer relaciones causa-efecto entre la actividad extractiva y la presencia de contaminantes en el entorno. Para Wehrli, la respuesta a la pregunta sobre si existe vínculo entre la operación minera y los contaminantes hallados en Espinar es un “sí” rotundo.
Una historia que se repite: antecedentes que nadie debería ignorar
La multa del OEFA solo confirma una preocupación que viene siendo documentada desde hace al menos 15 años. Tres antecedentes emblemáticos lo muestran:
- Estudios del Censopas (2010–2013):
Entre 2010 y 2013, el Centro Nacional de Salud Ocupacional y Protección del Medio Ambiente para la Salud (Censopas) identificó presencia de plomo, arsénico y cadmio en muestras de sangre y orina tomadas a habitantes de Espinar. Desde entonces, no se han publicado nuevos estudios oficiales que permitan conocer la evolución de la exposición a estos elementos. Para Alfonso Apesteguia Infantes, exdirector del Centro de Información y Control Toxicológico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, es necesario realizar tamizajes de sangre y orina “sin retrasos” para determinar acumulaciones de minerales en el organismo.
- Informes de OEFA (2022):
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) publicó en 2022 el informe “Evaluación ambiental de seguimiento de la calidad del aire en el corredor vial Apurímac–Cusco, distrito Espinar” (código INF_00008-2022-OEFA-DEAM-STEC). Este documento monitoreó la calidad del aire entre enero y setiembre de ese año y registró 52 superaciones del Estándar de Calidad Ambiental (ECA) para PM10, evidencia de episodios reiterados de material particulado elevado en la zona.
- Informes de Oxfam y organizaciones nacionales:
Organizaciones como CooperAcción y Oxfam Perú han difundido, con base en evaluaciones oficiales de OEFA realizadas entre 2022 y 2023, alertas públicas sobre afectaciones a la calidad del aire, del agua y del suelo, así como la presencia de metales en comunidades de Espinar vinculadas a la operación minera.
Además, especialistas consultados por estas organizaciones han señalado que la ausencia de estudios de salud actualizados constituye una brecha crítica y han subrayado la necesidad de realizar tamizajes de sangre y orina “sin retrasos”.
Impactos en las comunidades: décadas de exposición y un ciclo de conflicto
Para Alto Huarca, Huisa, Huano Huano, Alto Huancané y decenas de comunidades aledañas, la presencia de metales pesados no es un dato estadístico: es una experiencia cotidiana.
La degradación del suelo afecta el pastoreo; la contaminación del agua compromete la ganadería; la falta de estudios actualizados mantiene a las familias sin claridad sobre su propia salud.
En este contexto, la desconfianza social se profundiza y cada proceso de expansión minera incluido Coroccohuayco encuentra un territorio cansado de promesas sin respuestas.
Una multa que confirma un problema mayor
La sanción contra Antapaccay no resuelve la contaminación en Espinar, pero documenta lo que las comunidades vienen diciendo: los impactos ambientales existen, son medibles y tienen conexión con la actividad extractiva.
El reto ahora es mayor; actualizar los estudios de salud poblacional, implementar medidas de control efectivas, garantizar transparencia en la información y asegurar procesos de participación que reconozcan la experiencia de las comunidades afectadas.
Fuentes:
Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) Resolución Directoral de multa a Compañía Minera Antapaccay (2024).
Informes 00095-2023, 00144-2023 y 438-2022. Monitoreos ambientales en Espinar (2022–2023). Evaluación técnica de informes OEFA 00095 y 00144 (2024).
CENSOPAS – Instituto Nacional de Salud. Estudio de exposición a metales pesados en Espinar (2010–2013).
ETH Zürich – Análisis independiente de Bernhard Wehrli. Evaluación técnica de informes OEFA 00095 y 00144 (2024).
Estadísticas de EDA, insuficiencia renal y reporte epidemiológico (2020–2024).
Oxfam y organizaciones nacionales. Informes sobre exposición a metales pesados y riesgos socioambientales en la provincia de Espinar (2012–2023).
