Nosotras, lideresas de las provincias de Chumbivilcas y Espinar, defensoras de la Pachamama, el agua, el medio ambiente, la vida y los derechos de las mujeres rurales, desde nuestros saberes y conocimientos ancestrales, frente el contexto político nacional regional y local, nos pronunciamos:
PRIMERO: Nos enfrentamos a una problemática que vulnera los derechos de las mujeres rurales: el machismo y la discriminación en los espacios de toma de decisión, en mesas de diálogo convocadas por el gobierno nacional, provincial y distrital. Esto también se manifiesta dentro de nuestras propias comunidades y organizaciones, donde no tiene el mismo nivel de importancia nuestras opiniones y nuestro derecho al voto.
SEGUNDO: Aun a 200 años de independencia no ha cambiado esta situación que afecta directamente la vida y vulnera los derechos de de las mujeres, pero con mayor énfasis a las mujeres quechuahablantes, indígenas rurales y urbanas. La violencia estructural y violencia de género son el resultado de la desigualdad social, exclusión y pobreza que impiden el desarrollo sostenible de un país justo, equitativo e inclusivo.
TERCERO: Existen brechas de género limitantes para ejercer el derecho a la participación ciudadana y política, por lo cual es un desafío para nosotras superar las barreras estructurales que condicionan nuestra participación en el ámbito político. Es importante tener representatividad política para la creación de políticas públicas que resuelvan la problemática específica de las mujeres.
CUARTO: Saludamos la ley de paridad y alternancia, y a la vez somos conscientes de las manifestaciones de discriminación y racismos que hacen evidente la violencia que se ejerce contra la mujer, así también de las debilidades que aún tenemos las mujeres para garantizar una participación política efectiva y plena. En campañas electorales como en funciones de representación, hemos logrado entender que este problema no se resuelve solo con leyes, sino con acciones sociales complementarias para combatir la violencia de género.
Por lo expuesto, proponemos:
- La implementación de escuelas de formación política para mujeres con enfoque de derechos humanos, género e interculturalidad.
- Capacitación en liderazgo, gestión pública y municipal a organizaciones de mujeres.
- Promoción e implementación de proyectos para el desarrollo de las capacidades económicas, sociales y políticas de las mujeres.
- Campañas educativas dirigidas a las familias de las zonas rurales para combatir la violencia de género.
- Los partidos políticos deben respetar la ley de paridad y alternancia.
- Sensibilización a la población y zona urbana contra la discriminación, violencia contra la mujer y participación ciudadana.
- Capacitación y talleres para los varones sobre nuevas masculinidades.
Una sociedad tan plural y diversa como el Perú necesitamos contar con diversidad de voces que nos representen y ayuden a construir el Buen Vivir. Ratificamos nuestro compromiso de proteger el medio ambiente y seguir transmitiendo los conocimientos y las prácticas ancestrales a las generaciones futura.
Finalmente, instamos a las autoridades políticas nacionales, de la región y de nuestras provincias respetar y garantizar los derechos individuales y colectivos de las mujeres en igualdad de condiciones que los varones.
¡Vivan las mujeres k’anas!
¡Vivan las mujeres chumbivilcanas!
¡Vivan las defensoras de la vida!