Por: Área de Comunicación, Incidencia y Género
La discriminación de género afecta de manera desproporcionada diferentes aspectos de la vida pública y privada de las mujeres. El empoderamiento y la independencia económica son clave para lograr la igualdad de género, erradicar la pobreza y el crecimiento económico inclusivo.
En el Perú, las mujeres contribuyen a la economía, aunque no siempre se les valora y terminan invisibilizadas. Tienen menos acceso y oportunidades de conseguir trabajo que el varón. Ganan en promedio 29,6 % menos que sus pares masculinos [1]. No es extraño que perciban menos dinero al dedicarse más horas a sus familias, 39 horas con 28 minutos a la semana para trabajo doméstico no remunerado, en cambio los varones 15 horas con 53 minutos [2].
Esta brecha de género en el ámbito económico fue identificada por las mujeres de Espinar y Chumbivilcas, quienes incluyeron la generación de ingresos económico como eje 2 en las agendas de la mujer k’ana y chumbivilcana. Ambos documentos son instrumentos de gestión que contemplan las principales problemáticas que vulneran los derechos de las mujeres y las propuestas de las mujeres como sujetas de derechos.
La precariedad de ingresos propios pone a las mujeres en mayor situación de vulneración, especialmente en áreas rurales donde el 45 % de población se encuentra en situación de pobreza y el 77.8 % en pobreza extrema [3]. En su mayoría, las mujeres tienen contratos de corto tiempo y se estima que reciben un salario menor al 29.3 % que un varón por el mismo cargo [4]. Muchas tienen que recurrir a trabajos informales, peligrosos y/o en condiciones que violan sus derechos humanos.
Además, la dependencia económica origina que las mujeres permanezcan con sus parejas sentimentales a pesar de vivir situaciones de violencia, según expresó con preocupación la presidenta de las Defensorías Comunitarias Cusi Q’oyllor, Beatriz Rayan. “Como organización social exigimos que las autoridades cumplan con las acciones previstas en el eje de generación de ingresos económicos”, dijo.
Por su parte, la vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Defensoras del Territorio y Cultura K’ana, Maximiliana Siñane Llacma, lamentó que la pandemia de la COVID-19 haya acentuado la brecha de género en las zonas altoandinas, más aún en esta segunda ola: “No hay dónde ir a trabajar. Algunas recurren a vender gelatina o agüita. Ahora para las clases virtuales, tampoco tenemos dinero para esas recargas al celular”.
Dentro de las acciones estratégicas que figuran en el eje 2 tenemos: implementar programas de formación técnica dirigido a mujeres, crear e implementar guarderías comunitarias para mujeres trabajadoras, capacitación certificada para la elaboración de planes de negocios, proyectos productivos a mujeres, entre otros.
El empoderamiento de las mujeres es un elemento central de la garantía de sus derechos. Desde este espacio, exhortamos al gobiernos regional y local y a los/las candidatas a revisar sus planes en temas de género e incorporar en la agenda política las demandas de las zonas altoandinas.
¡Cumplamos las agendas de la mujer k’ana y chumbivilcana ya!
Fuentes bibliográficas
[1] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2019). Perú Brechas de Género 2019. Avances hacia la igualdad de mujeres y hombres. Recuperado de https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1716/Libro.pdf
[2] Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (2011). Brechas de Género en Uso del Tiempo. Recuperado de https://www.mimp.gob.pe/files/direcciones/dgignd/publicaciones/Brechas-de-genero-en-el-Uso-del-Tiempo.pdf
[3] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2019). Evolución de la pobreza Monetaria 2007-2018. Recuperado de https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1646/libro.pdf
[4] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2018). Perú: Brechas de Avances hacia la igualdad de Género 2018. Recuperado https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1594/libro.pdf
